ELMER Y WILBUR
Elmer, el elefante de retazos, estaba esperando a su primo, Wilbur, que
venía a visitarlo.
-
Está retrasado- dijo Elmer-. Tal vez esté perdido. Vamos
a buscarlo.
-
¿Cómo es Wilbur?- pregunto un elefante.
-
Espera y verás- dijo Elmer sonriendo-. Pero ten
cuidado, a Wilbur le gusta hacer trucos, especialmente con su voz. Él es ventrílocuo.
Puede hacer que su voz suene como si viniera de un lugar distinto de donde él
está, como si viniera de cualquier parte.
-
Esto es divertido- dijo un elefante mientras empezaban
a buscar-. Es como jugar a las escondidas.
De repente escucharon:
-
¡Yu-ju! ¡Elmer! Aquí estoy.
Se dirigieron al lugar de donde provenía la voz.
-
¿Me buscan a mí?- preguntó un tigre más bien
sorprendido.
-
Lo siento- dijo Elmer-. Pensamos que eras mi primo.
-
Muy divertido, Elmer- dijo el tigre-. Quizás es a tu
primo a quién oigo gritar.
-
¡Ayúdenme!- decía la voz-. ¡Ayúdenme! Me caí en el
lago.
-
¡Es cierto, es cierto! ¡Puedo verlo!- dijo un
elefante.
-
¡Tonto!- dijo Elmer-. Es tu propio reflejo. Sigan buscando.
Él está cerca, pero no en el lugar de donde proviene su voz.
Siguieron buscando y, durante todo el tiempo que buscaron, la voz vino
de diferentes lugares. Gritaba << ¡HOLA! Aquí estoy>> o << ¡BUUU!>>,
y los hacía saltar. Incluso vino de la madriguera de unos conejos.
Los conejos salieron diciendo:
-
No es divertido. No es divertido en absoluto. Es muy
tonto.
Después de mucho buscar, un elefante dijo:
-
Nunca lo encontraremos, Elmer. Démonos por vencidos.
-
Wilbur- gritó Elmer-, nos damos por vencidos. Ya puedes
salir.
-
No puedo. Estoy atascado en la rama de un árbol.
La vos de Wilbur venía de arriba. Los elefantes sonrieron.
-
Es muy listo- dijo uno de ellos.
-
Sino vienes ya- dijo Elmer-, tendremos que ir a casa
sin ti.
-
De verdad estoy atascado en la rama de un árbol- dijo
la voz de Wilbur. Los elefantes sonrieron de nuevo.
-
Elmer- dijo un elefante-, ¿Wilbur es blanco y negro?
-
Sí, ¿por qué?- dijo Elmer.
-
Ya lo vi - dijo un elefante-. De verdad está atascado
en un árbol.
Todos miraron. Ahí estaba Wilbur, arriba de un árbol.
-
Wilbur- exclamó Elmer-, ¿Cómo hiciste para subir ahí?
-
No importa como subí, lo que importa es cómo voy a
bajarme- dijo Wilbur.
-
No tengo idea- dijo Elmer-. Pero nosotros tenemos
hambre, así que vamos a casa a tomar el té. Al menos ya sabemos dónde estás. Adiós
Wilbur. Nos vemos mañana.
Y diciendo esto, empezó a guiar de vuelta a los elefantes.
-
¡Oh, Elmer!- gritó Wilbur-. No me dejes. Me muero de
hambre,
-
Ja, ja, sólo bromeaba- dijo Elmer riendo y volviendo a
donde estaba Wilbur-. Si caminas a lo largo de la rama ésta se doblará con tu
peso y podremos ayudarte a bajar.
Wilbur caminó lentamente por la rama. La rama empezó a doblarse. Cuando los
elefantes pudieron alcanzarla, la halaron hasta que tocó el suelo y ayudaron a
Wilbur a bajar.
-
Gracias- dijo Wilbur-. Ahora ¿dónde está ese té del
que estaban hablando?
Después, riendo y bromeando juntos, corrieron durante todo el camino a
casa.
Esa noche, cuando se acostaron a dormir, Elmer dijo:
-
Buenas noches, Wilbur. Buenas noches, Luna.
Una voz que parecía venir de la luna dijo:
-
Buenas noches, elefantes. Dulces sueños.
Elmer sonrió y susurró:
-
Wilbur, ¿cómo hiciste para subir a ese árbol?
Pero Wilbur ya estaba dormido.
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