Deseamos
presentarles a continuación tres textos humorísticos de Luis María Pescetti. El
primero ("El piedrazo") pertenece al libro El Pulpo está crudo de Ediciones Alfaguara . Los dos siguientes
("Un cuento de amor y amistad" y "Lotro día") son inéditos.
"El humor es
una herramienta excelente para desacralizar. Es, por sobre todas las cosas, un
disparo contra cualquier principio ordenador o de autoridad; sea una regla de
tránsito, el presidente de un país (y algunos presidentes dan mucho material),
una regla gramatical, o una de buena conducta. Por lo general, en cualquier
cosa sobre la que haya consenso, puede venir el humor y "disparar"
sobre ella." (Declaraciones de Luis María Pescetti a la revista Contratapa
N° 10, Buenos Aires, Alfaguara, 2do. semestre de 1998).
"El piedrazo”
Resulta que yo
había comprado una rifa de la cooperadora de la escuela que queda a media
cuadra, y había sacado el primer premio que eran cuatro autos, dos casas, tres
motos y un cuchillito.
Bueno, con uno de
los autos había pasado a buscar a la que ahora es mi novia, para llevarla a
pasear. A ella se le había ocurrido traer el termo y el mate, así que nos
fuimos a tomar unos mates a la playa. Ella me gustaba mucho, pero mucho en
serio, y quería impresionarla con algo. No se me ocurría con qué. Entonces vi
que había unas piedritas, le devolví el mate y le dije: "Mirá, vas a ver
qué lejos llego". "¡Ay, dale me encanta!", dijo ella mientras
cambiaba la yerba. Yo no quería que el piedrazo se quedara por ahí cerca nomás,
así que tomé carrera y la tiré con todo. Nos quedamos mirando para ver el
chapuzón de la piedra en el agua, pero nada. Por más que miramos, no la vimos
caer. Tiré de nuevo. Pero, otra vez, no vimos dónde caía. Bueno, nos pareció
raro; pero no le hicimos caso. Seguimos charlando de nuestras cosas, ahí medio
fue que me declaré. Terminamos de tomar mate y nos fuimos.
Al otro año, de
nuevo se me ocurre invitarla a pasear a esa playa para festejar que hacía un
año que estábamos de novios. Llevamos mate, todo igual que la otra vez. En eso
estábamos de lo más tranquilos, cuando ¡páfate! a ella le pegan un piedrazo en
la cabeza. Me levanté hecho una fiera, para ver quién había sido el bruto. Pero
no había nadie. La playa es amplia y se ve lejos. ¿Entonces quién había sido? Y
ahí me di cuenta, ¡era la piedra que yo mismo había tirado el año pasado! Había
dado la vuelta al mundo y le pegó en la nuca a mi novia. Le expliqué y ella
gritó: "¡Entonces agacháte que debe estar por llegar la otra!". Tal
cual, menos mal que nos agachamos porque al ratito nomás, ahí delante de donde
estábamos, pegó el otro piedrazo.
Después seguimos
tomando mate lo más tranquilos porque había tirado dos nomás, que si no nos
teníamos que ir.
“Un cuento de amor y amistad”
Pablo, el que
hacía caca en un establo, le dijo a Inés, la de la caca al revés, que si quería
jugar con él y con Rubén, que hacía caca en un tren. Inés estaba con Sofía, la
que hacía caca todo el día, y le contestó que no. Pablo, el de la caca para el
diablo, se enojó. Justo pasaba por ahí la maestra Teresa, que hacía caca con
frambuesa, y le dijo:
—Pablo, el que
hace caca cuando le hablo, no le digas así a Inés, la de la caca de pez. Mejor
andáte a jugar con Luis, el de la caca y el pis, o con Gustavo, el de la caca
por centavo.
Pablo le
contestó:
—Señorita Teresa,
que hace caca con destreza, lo que pasa es que ellas, que hacen la caca tan
bella, nunca quieren jugar con nosotros, que hacemos caca con otros.
La maestra
Teresa, que hacía caca en una mesa, lo miró con mucho cariño a Pablo, el que
hacía caca en un vocablo, y le dijo:
—¡Ay tesoro, el
de la caca de loro! ¿no será que estás enamorado de ellas, que hacen caca con
estrellas?
Justo llegaba
Tomás, el de la caca das, y cuando oyó eso le dijo a la señorita, que hacía
caca tan finita:
—Es verdad
maestra, la que la caca le cuesta, él está muy enamorado de Sofía, la que hace
caca en las vías.
Pablo se puso
colorado de enojo y les contestó:
—¡No es cierto! Y
vos, Tomás tomalosa, que hacés la caca en Formosa, vos gustás de Inés, que hace
una caca por vez.
—¡Mentiroso!
mirá, Pablo pableta, que hace la caca en bicicleta, mejor te callás.
Entonces la
señorita Teresa, que tenía caca en la cabeza, los miró y les dijo:
—Pablo Pablito,
caca de pajarito, y Tomás Tomasito, caca de perrito, ustedes son amigos y no
tienen que pelearse ni por la caca enojarse. Por ahora vayan a jugar entre
ustedes, que ya va a llegar el día en que esas niñas, con la caca en trensiñas,
los buscarán para jugar.
Pablo y Tomás,
salieron corriendo abrazados, haciendo caca de parados, y se olvidaron de
preguntar si trensiñas quiere decir algo o nada más lo inventó la señorita
haciendo caca con palabritas.
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